Nuestro Patronato

Encontró a Cristo en los pobres y necesitados, haciéndose pobre él mismo. Con sus palabras y actitudes mostró siempre un deseo de seguir a Cristo.

San Francisco fue un santo que vivió tiempos difíciles de la Iglesia y la ayudó mucho. Renunció a su herencia dándole más importancia en su vida a los bienes espirituales que a los materiales.

Era una persona que se entregó de lleno a Dios, abrazó la pobreza y vivió una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios.

Visitaba y servía a los enfermos en los hospitales, siempre regalaba a los pobres sus vestidos o el dinero que llevaba.

Un día, una imagen de Jesucristo crucificado le habló y le pidió que reparara su Iglesia que estaba en ruinas. Decidió ir y vender su caballo y unas ropas de la tienda de su padre para tener dinero y reparar la Iglesia de San Damián, incluso pedía limosnas para reparar la Iglesia.

Un Santo para Todos, un Hombre de Paz.

San Francisco nos enseña a vivir la humildad, el valor del sacrificio, vivir con sencillez y mucho amor a Dios.

Nos enseña lo importante que es ayudar a la Iglesia en todo momento.